
Luego de una separación, viene la temporada de duelo, de dolor. Las parejas que se han amado, y luego por la infidelidad de una de las partes, o porque simplemente la magia de acabó, atraviesan tanto el hombre como la mujer, un muy difícil periodo de transición, de dolor, de no aceptación y también de inseguridad. El lío sentimental de Shakira y Gerard Piqué ocupa los titulares de la prensa. Pero hoy en VITO TE LEO hemos preguntado la opinión de los expertos.
Hemos consultado a la psiquiatra familiar y de parejas Dra. María José Palomeque, y ella nos explica en un artículo de su autoría, el dolor y la transición, cuando el amor acaba.


Hay muchas creencias, mitos y conceptos erróneos que rodean el divorcio, uno de los cuales es quién lamenta más el divorcio: hombres o mujeres.
Existen estudios que avalan que un mayor porcentaje de mujeres informaron no lamentarse por su divorcio, en comparación a los hombres.
Los hombres tienden a preocuparse por estar solos nuevamente después de un divorcio más que las mujeres. La seguridad mental y emocional que los hombres obtienen del matrimonio es una pérdida difícil después de un divorcio.
La tristeza del divorcio deja a hombres y mujeres con la necesidad de compartir o procesar sus emociones. Para los hombres la pérdida repentina de su cónyuge, que probablemente era su confidente más cercano y de mayor confianza, puede ser bastante difícil. Por el contrario, las mujeres generalmente temen menos la independencia que resulta de terminar una relación.
Los hombres divorciados son más propensos a las enfermedades después del divorcio, desde el resfriado común hasta las enfermedades graves. Los hombres también tenían más probabilidades de caer en una depresión y tratar esa depresión con alcohol.
Consecuencias en los hijos.

El divorcio produce alteración del bienestar del niño si es contencioso y si se asocia a empeoramiento de la situación económica, mal funcionamiento con-ductal y emocional de los padres, crianza ineficaz, pérdida de contacto con uno de los padres, persistencia de conflictos entre los cónyuges y ausencia de acuerdos en la crianza. Las alteraciones de la parentalidad que se presentan en divorcios contenciosos pueden ser estresores capaces de generar mala adaptación en respuestas neuro psicobiológicas, generando deterioro en la salud física y mental infantil.
En general, la mayoría de las dificultades de adaptación en los niños después de la separación o divorcio, se resuelve dentro de 2-3 años realizando la debida contención familiar y profesional de ser necesario.
El posible efecto traumático del divorcio va disminuyendo a medida que pasa el tiempo y muy especialmente si los padres logran acuerdos en torno a la crianza. En algunos casos, sin embargo, se ha observado que los problemas emocionales pueden aumentar con la edad y pueden no expresarse hasta la adolescencia tardía o adultez.
Muchos niños experimentan sentimientos de pérdida cuando uno de los padres deja el hogar de la familia, pero algunos sienten alivio. Este alivio sería explicable si un ambiente hostil y de violencia se interrumpe al ocurrir la separación de la pareja. Cabe destacar que el divorcio es un proceso y no solo un evento, al menos para comprender los efectos en los niños.
Los niños tienen mayor probabilidad de presentar problemas psicológicos cuando existe una relación conflictiva entre los padres antes, durante o después del divorcio. Generalmente el conflicto interparental es mayor en el período inmediato al divorcio y se espera vaya disminuyendo con el tiempo, sin embargo, un porcentaje de las familias divorciadas permanecen en conflicto por períodos prolongados que van más allá de 3 años, e incluso pueden terminar comprendiendo toda la vida. Este conflicto afecta la calidad de vida de los niños, genera trastornos de ansiedad y alteración en el rendimiento académico si no se lo atiende a tiempo y se le da la debida importancia.
